Praga, la joya de Bohemia

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En nuestro viaje a Praga, pudimos descubrir una ciudad de ensueño. Ya habíamos visto, escuchado y leído mucho sobre ella, pero una cosa es “verla desde afuera” y otra muy distinta es estar inmerso entre sus calles durante los 4 días que pudimos recorrerla (y de seguro que nos quedamos cortos con el tiempo que tuvimos allí).

Fundada hace más de diez siglos y con más de un millón de habitantes, es una de las ciudades europeas más visitadas año a año por el turismo, y nosotros no quisimos ser la excepción. Ni bien empezamos a planificar con Coty el nuevo viaje al viejo continente, el nombre de Praga surgió casi al instante al momento de analizar los posibles destinos.

Ubicada en la zona central de la República Checa y en el centro de Europa, Praga es fácilmente accesible a través del aceitado sistema de trenes europeos (como fue nuestro caso) o bien a través del cercano aeropuerto de Václav Havel, a unos 10 kilómetros de la ciudad.

En nuestro caso llegamos al corazón de la ciudad, la estación central de Hlavní nádraží, a través de un tren diurno, donde hicimos el recorrido desde Berlín a Praga en tan solo 5 horas, un lujo considerando que ya estábamos listos para recorrer esta hermosa ciudad para el mediodía.

La ciudad de las cien torres
Las hermosas vistas desde el Castillo de Praga

Ya iré contando las distintas atracciones que hay en la ciudad, que son muchas y para todos los gustos; todo tiene aquí un encanto particular, más considerando que la ciudad conserva gran parte de sus edificaciones medievales, siendo su casco histórico (el barrio de Staré Město), la zona que congrega la mayor cantidad de edificios medievales, siendo por ello uno de los puntos focales del turismo de la ciudad (allí podremos encontrar el Reloj Astronómico, la Torre de la Pólvora, el Clementinum, la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn y muchos lugares más dignos de visitar).

Lo importante aquí es saber que todo está al alcance de la mano en lo que respecta a distancias. Es una ciudad muy apta para recorrer a pie, es más: lo recomiendo ampliamente!, ya que de esa manera se van a descubir cosas que no suelen aparecer en las guías de turismo que solo marcan los lugares más conocidos, por así decirlo. A pesar de que existen tanto tranvías como lineas de subte que recorren parte de la ciudad, es mucho mejor calzarse algo cómodo en los pies, armarse un itinerario y empezar a recorrer sus hermosas callecitas. En nuestro caso, estábamos hospedados muy cerca de la estación central de tren, y luego de un cruce con muchas fotos de por medio por la Plaza de Wenceslao (una de las más importantes de Praga considerando la cantidad de hechos históricos que ahí se dieron lugar), llegamos en no más de 20 minutos a la zona de la Plaza de la Ciudad Vieja).

Sin dudas su Reloj Astronómico, ubicado en el Ayuntamiento de la ciudad, en plena Plaza de la Ciudad Vieja, es uno de los emblemas de la ciudad y no hay dudas que gana el primer lugar y con honores, el premio al reloj medieval más famoso del mundo. Antes de subir al mismo y ver la ciudad desde arriba (muy recomendable!), tuvimos la chance de esperar el cambio de hora para escuchar sonar las campanadas y ver el desfile de las tan célebres figuras animadas que juntan una gran cantidad de gente esperando que llegue el momento.

Detalle del Reloj Astronómico
Detalle del Reloj Astronómico

Para no ser menos, el Puente Carlos se ubica a pocos metros de distancia, donde miles de turistas cruzan diariamente una orilla a otra del Rio Moldava para unir la Ciudad Vieja (Staré Město) con la Ciudad Pequeña (Malá Strana). Es un trayecto de más de 500 metros para caminar sobre el puente y admirar sus 30 estatuas, siendo la más famosa de ellas la de San Juan Nepomuceno (ya contaré más sobre la historia del Puente y de este mártir en un post separado, vale la pena conocer la historia). Tuvimos la suerte de pasar por el mismo tanto de día como de noche, y la verdad que es muy recomendable poder cumplir con ambas experiencias. De día podremos ver (además de los centenares de personas que nos van a rodear en cada foto que querramos tomar) bien en detalle las estatuas, poder tomar fotos del Moldava desde el Puente, y a su vez observar el Castillo de Praga, cuya panorámica desde el Puente será algo dificil de olvidar. De noche, tendremos la suerte de ver la ciudad iluminada, en un contexto un poco más tranquilo que durante el día y con más tiempo como para poder recorrer tranquilos.

Puente Carlos y al fondo el Castillo de PragaPuente Carlos y al fondo el Castillo de Praga

Arriba de todo, el Castillo de Praga vigila todo el movimiento de la ciudad desde las alturas, siendo el más importante de los monumentos de la República Checa. Su visita amerita dedicar un día entero para poder recorrer sus calles, palacios y edificios, donde en cada rincón se vislumbra el valor que tuvo y tiene este complejo para la ciudad tanto a nivel histórico como a nivel artístico. Nosotros estuvimos allí en la época de otoño, por lo que algunos horarios son más acotados respecto a los horarios de verano (como en general también sucede en muchos otros lugares) y además ciertas zonas del Castillo pueden permanecer cerradas (por ejemplo, la zona de jardines).

Estos tres lugares, son los imperdibles que uno no puede dejar de visitar al momento de poner los pies en Praga, obviamente hay muchas más cosas para ver y para visitar; desde iglesias hasta bibliotecas, desde museos hasta los más tradicionales restaurantes donde poder degustar la más auténtica comida checa; todo aquí tiene un encanto particular y será imposible dejar Praga sin la sensación de querer pronto volver a recorrer sus calles nuevamente.

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Luc