Subiendo al Obelisco Porteño en su cumpleaños | Relato y Video

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En el mes de Mayo el Obelisco cumplió años, más precisamente 82 años, y tuve la suerte de salir sorteado entre los 82 vecinos que pudimos subir hasta la punta del ícono de Buenos Aires.

Esta excelente iniciativa del Gobierno de la Ciudad que se realiza hace ya algunos años, permite lograr algo que no es habitual, ya que no es posible entrar o subir al Obelisco regularmente al no ser un monumento abierto al público. Solo se lo habilita en situaciones especiales, como esta, o bien en algún tipo de visita protocolar; así que más aún, la alegría de haber sido sorteado para subir hasta su cúspide se multiplicó ya que hacía rato que venía diciendo que me moría de ganas de poder subir algún día hasta la famosa “punta del obelisco” .

Por suerte me tocó un día espectacular, así que las vistas desde arriba serían espectaculares. Dejé el auto y me dirigí hasta la entrada, donde los chicos con listados controlaban que los vecinos sorteados vayan ingresando.

Como no podíamos subir todos al mismo tiempo, la espera se hizo amena con un rico desayuno con un variette de dulce y salado (muy bien por los anfitriones!) así que aproveché para “llenarme de enegría” para la subida que se venía .

Sufriendo un poco la espera antes del ascenso jeje 

Un poco de historia: El Obelisco es obra del arquitecto argentino Alberto Prebisch (el Teatro Gran Rex por ejemplo, también fue obra suya) y se construyó en 1936 en solo 2 meses. La ubicación fue elegida porque en ese lugar se izó por primera vez la bandera argentina en 1812. Tiene 68 metros de altura y fue testigo de mucha de la historia que fue pasando a sus pies y alrededores, sorteando inclusive un decreto de 1939 que ordenaba su demolición por razones “estéticas, económicas y de seguridad pública” (?) .

Dato extra!: El Obelisco tenía originalmente una cubierta exterior de bloques de piedra. Pero a los pocos dìas de inaugurado empezaron a desprenderse por lo movimientos del subte que pasa por debajo , así que hubo que remover todo el revestimiento y dejarlo tal cual lo vemos hoy en día. Acá una foto al momento de la inauguración:

El Obelisco tal cual como se lo veía originalmente, con los bloques de piedra que lo recubrían

Volviendo a la visita, una vez dentro, me colocaron un arnés de seguridad y a esperar mi turno para empezar la subida. Para subir y bajar existe una única escalera de tipo marinera de 206 escalones. En el medio hay 7 descansos que servían no solo para aliviar el esfuerzo de la subida, sino también para hacer el cambio de cuerda a medida que los vecinos que subían y los que bajaban, se iban entremezclando en el trayecto.

Vista desde la base del Obelisco hacia arriba y parte de la escalera que lo recorre en su totalidad

El interior del Obelisco es completamente hueco, más allá de los descansos que mencioné antes, ahí podemos ver como es realmente su corazón, con el hormigón pelado que se deja ver y nos dá una idea de lo práctico y ágiles que fueron para realizar esta obra en tan corto período de tiempo.

Más del interior y en detalle la escalera de 206 escalones

A medida que subo y los brazos se van cansando un poco, voy mirando el camino que falta y al mirar hacia abajo, ya la gente se empieza a ver como “hormiguita”. Los chicos de Defensa Civil que están ayudando con la seguridad me cuentan que van a estar todo el día asistiendo por este evento, hasta ya llegada la noche, linda vista se debe tener de la ciudad iluminada desde arriba!.
Ya son los últimos metros y se vé ya el chapón que está incrustado en el centro del piso de la cúspida, el que “no se puede pisar” como luego me indicarán firmemente los muchachos de Defensa Civil. Una vez que llego al final de la escalera, me saludo con las personas que estamos arriba y casi que me desespero por salir a mirar por sus cuatro ventanas. Somos 6 personas en total arriba y el lugar es muy pequeño para moverse, porque no hay que ocupar el lugar donde termina la escalera, no se puede pisar en el centro y nos tenemos que ir turnando entre los que somos para poder disfrutar del espectáculo que se puede disfrutar desde cada ventana, con la vista de 360º de la Ciudad de Buenos Aires.

Recién llegado a la cúspide y con cara de felicidad extrema!

Y ahí me asomo, primero mirando hacia el Oeste, mirando el horizonte interminable de edificios, viendo la silueta del Edificio Barolo, del Congreso de la Nación con su cúpula verde de hierro.

Después me muevo a la ventana que dá al Sur, viendo la 9 de Julio hasta la Autopista, con el edificio del Ministerio de Desarrollo Social que quedó casi en medio de la Avenida y nunca más salió. Un poquito a mi derecha veo el alegre “chalecito” de la 9 de Julio y por fin le puedo sacar una linda foto de cerca. La historia de esta casita urbana dá para otro post en otro momento, solo decir que ya estaba ahí inclusiva antes de que el Obelisco se construyera.

Mirando hacia el Sur y siguiendo la línea de la Av. 9 de Julio, con el edificio del Ministerio de Desarrollo Social al fondo

Disfrutando un poco de la vista 

Mirando hacia el Este, la Av. Corrientes a la izquierda y la Diagonal Norte a la derecha. Bien al fondo se llega a ver un poco del Río de la Plata 

Mirando hacia el Oeste, la Av. Corrientes a la izquierda y al centro en la diagonal, la Plaza de Tribunales. 

En la famosa punta del Obelisco!! 

El “chalecito” entre las terrazas de los edificios
Mirando por la ventana que dá al Este, veo la Avenida Corrientes que sale recta en dirección al Bajo Porteño y las torres de Puerto Madero al fondo, y la Diagonal Norte a mi derecha con una vista, aunque allá a lo lejos, de la Plaza de Mayo.
Para terminar me asomo por la ventana que dá al Norte, ahí se puede ver la 9 de Julio con una mayor extensión, la torre del Hotel Panamericano, el Teatro Colón a la izquierda, y una pequeña porción del Río de la Plata que se puede llegar a ver entre la marea de edificios. Abajo hay una marcha, una de las tantas que puede haber en este lugar que congrega tanto protestas como celebraciones, y a pesar de estar a 68 metros se escucha casi como si estuviera al lado.
Mirando hacia el Norte, con el Panamericano a la derecha y el Teatro Colón a la izquierda.

Buscando un poco de adrenalina en las tomas jaja

La cúpula del Congreso Nacional resaltando entre los edificios

Saco muchas fotos, filmo, charlo un poco con mis compañeros de experiencia en la cúpula y antes de dejarle el lugar a otros que esperan por subir, me despido de esa vista que no sé cuando volveré a tener y por eso vale la pena disfrutar hasta último momento. Antes de bajar me llaman la atención varios “grabados” sobre las paredes que datan algunos de la época post-inaguración del monumento y saco algunas fotos más:

Y así empiezo a bajar de a poco, la bajada al final va a ser mucho más rápida que la subida, no solo porque implica menos esfuerzo, sino que ya la gente que subía era menos que la que bajaba, entonces se podían hacer varios tramos de bajada de la escalera al mismo tiempo. La misma se siente vibrar un poco cuando pasa el subte de la línea B justo por debajo del Obelisco, así que más allá de la adrenalina (?) por el momento, es otro de los momentos que voy a recordar de esta experiencia.
Ya una vez abajo, piso tierra firme, recibo las felicitaciones de los chicos de Defensa Civil, me sacan el arnés y miro de nuevo para arriba por última vez para recordar donde estuve hace un ratito nomás, y en la emoción casi me voy de ahí con el casco puesto, claro!, ya tanto tiempo en mi cabeza que me había olvidado que lo tenía ja.

Antes de despedirme del Obelisco y parar para sacarle unas fotos más de las típicas, ya desde abajo y mezclado entre los que pasan todos los días por ahí y los que lo ven por primera vez, él nunca va a pasar desapercibido, siempre nos va a mirar solito ahí en medio de la “avenida más ancha del mundo” pidiendo que lo miremos y nos saquemos una foto más con él.-

Les dejo acá abajo el video de esta gran experiencia en el cumpleaños del Obelisco, con el ascenso y las panorámicas desde arriba!: